Texto: Jesús Mesa del Castillo
Fotografía: Jota Alemán
Traducción: Elvira Avilés
(English version below)
Santana Trophy vuelve a las andadas un año más. Ya es la quinta edición y la gran aventura sigue evolucionando, creciendo y buscándose a sí misma como un auténtico explorador. Santana Trophy 2019 cuenta con 47 coches participantes y supera la cifra de los 100 intrépidos que se atreven a subir en sus viejas pero mimadas mecánicas para recorrer más de tres mil kilómetros por territorio marroquí.
Han llegado desde Argentina, Suiza, Bélgica, Francia, Holanda, Reino Unido, Italia y España, y serán acompañados por 20 personas de la organización, que este año incorpora asistencia médica. Los 120 amantes del motor ya pueden dejar de contar los días que faltan para la aventura.
Por primera vez en sus años de existencia, la salida del raid de aventura no se hará desde las instalaciones de la antigua fábrica de Land Rover Santanas en Linares. La organización de Santana Trophy quiere agradecer sinceramente el caluroso recibimiento que siempre ha tenido en la localidad jienense por parte de autoridades, responsables de la fábrica y la población de Linares.
La cita es en el puerto de Almería a primera hora de la mañana. Todo estaba preparado para un viaje de mañana rumbo a Nador, pero el fuerte viento de levante tiene otros planes para una expedición ansiosa por rodar por las pistas africanas. Una vez más en Santana Trophy la naturaleza se impone. El puerto de Nador no puede recibir barcos hasta entrada la noche y obliga a permanecer en Almería hasta la tarde, por lo que los participantes y la organización se ven obligados a armarse de paciencia y amoldarse a las circunstancias esperando en la explanada de asfalto.
Como en un campamento de los ya conocidos por los veteranos de la prueba, cada equipo se dispone a invertir su tiempo a su manera. Unos instalan sus mesas y sillas y disfrutan de un almuerzo, otros aprovechan para acondicionar un poco sus coches y otros ya se ven obligados a hacer reparaciones de última hora. También están los que deciden adentrarse en la ciudad a conocer su ambiente y a probar su gastronomía.
Entre paseos por la maraña de Santanas y Series se aprecian verdaderas joyas que imponen tanto por sus años de antigüedad como por la belleza de sus formas. Pequeños detalles en la carrocería y en la cabina denotan el enorme esfuerzo y la dedicación que sus propietarios han invertido en ellos. Carrocerías de colores espectaculares con acabados de orfebre, gatos y palas dispuestos con exquisita estética o salpicaderos dignos de museo hablan de que, más que afición o hobby, se trata de devoción.
Por fin en el barco los participantes superan, pasaporte en mano, la dura prueba de la cola para pasar el trámite administrativo. Mientras, los coches aguardan en la bodega al vaivén de un mar embravecido por el protagonista de una Etapa Cero inacabada, el viento.
STAGE #0: OFFICIAL STARTLINE. ALMERIA-NADOR
Santana Trophy is back for another year. On the fifth edition, the great adventure continues to evolve, growing and searching for itself like a great explorer. Santana Trophy 2019 counts 47 participant cars and over 100 people that are prepared to get on their old but cared for machines to drive over 3000 km on Moroccan soil.
They have come from Argentina, Switzerland, Belgium, The Netherlands, United Kingdom, Italy and Spain, and with them more than 20 staff members, which this year include a medical assistance vehicle. The 120 motor lovers can at last stop counting the days to the great adventure.
For the first time since its beginning, the departure won’t take place in the old Land Rover Santana factory in Linares. The organization would love to thank the authorities, the people responsible for the factory and everyone at Linares for the warm welcome they’ve always received.
It all begins in the port of Almeria, bright and early. Everything was prepared for a morning to traveling to Nador, but a strong wind picks up with other plans for the expedition, anxious to roll over African soil. Once again, nature imposes itself over Santana Trophy. The Port of Nador is closed until late at night and forces everyone to remain in Almeria until late afternoon, so participants and organization arm themselves with patience while they wait for the ok to board.
As if it were one of the camps already know to those who’ve come before, each team chooses to bide their time with a different task. While some put out their tables and chairs to enjoy some lunch, others use the time in preparing their cars even further, and still others have to make lastminute reparations. Some wander into the city of Almeria to experience its food and ambiance.
Between walks among the knot of Land Rover Santana and Series, some real ‘jewels’ can be admired, imponent in their age and the beauty of their lines. Small details inside and out speak for the effort and dedication put into them by their owners. Cars in every color, hi-lifts and shovels placed in the most aesthetic way, or interiors that belong in a museum make it clear that, more than a hobby, this is a passion for all of them.
At last everyone can board the ship, passport on hand, to face the long queues for the administrative process. Meahwhile, the cars wait in the deep, rocked by the sea and the wind, true protagonists in the unfinished Stage 0.
Fotografía: Jota Alemán
Traducción: Elvira Avilés
(English version below)
Santana Trophy vuelve a las andadas un año más. Ya es la quinta edición y la gran aventura sigue evolucionando, creciendo y buscándose a sí misma como un auténtico explorador. Santana Trophy 2019 cuenta con 47 coches participantes y supera la cifra de los 100 intrépidos que se atreven a subir en sus viejas pero mimadas mecánicas para recorrer más de tres mil kilómetros por territorio marroquí.
Han llegado desde Argentina, Suiza, Bélgica, Francia, Holanda, Reino Unido, Italia y España, y serán acompañados por 20 personas de la organización, que este año incorpora asistencia médica. Los 120 amantes del motor ya pueden dejar de contar los días que faltan para la aventura.
Por primera vez en sus años de existencia, la salida del raid de aventura no se hará desde las instalaciones de la antigua fábrica de Land Rover Santanas en Linares. La organización de Santana Trophy quiere agradecer sinceramente el caluroso recibimiento que siempre ha tenido en la localidad jienense por parte de autoridades, responsables de la fábrica y la población de Linares.
La cita es en el puerto de Almería a primera hora de la mañana. Todo estaba preparado para un viaje de mañana rumbo a Nador, pero el fuerte viento de levante tiene otros planes para una expedición ansiosa por rodar por las pistas africanas. Una vez más en Santana Trophy la naturaleza se impone. El puerto de Nador no puede recibir barcos hasta entrada la noche y obliga a permanecer en Almería hasta la tarde, por lo que los participantes y la organización se ven obligados a armarse de paciencia y amoldarse a las circunstancias esperando en la explanada de asfalto.
Como en un campamento de los ya conocidos por los veteranos de la prueba, cada equipo se dispone a invertir su tiempo a su manera. Unos instalan sus mesas y sillas y disfrutan de un almuerzo, otros aprovechan para acondicionar un poco sus coches y otros ya se ven obligados a hacer reparaciones de última hora. También están los que deciden adentrarse en la ciudad a conocer su ambiente y a probar su gastronomía.
Entre paseos por la maraña de Santanas y Series se aprecian verdaderas joyas que imponen tanto por sus años de antigüedad como por la belleza de sus formas. Pequeños detalles en la carrocería y en la cabina denotan el enorme esfuerzo y la dedicación que sus propietarios han invertido en ellos. Carrocerías de colores espectaculares con acabados de orfebre, gatos y palas dispuestos con exquisita estética o salpicaderos dignos de museo hablan de que, más que afición o hobby, se trata de devoción.
Por fin en el barco los participantes superan, pasaporte en mano, la dura prueba de la cola para pasar el trámite administrativo. Mientras, los coches aguardan en la bodega al vaivén de un mar embravecido por el protagonista de una Etapa Cero inacabada, el viento.
STAGE #0: OFFICIAL STARTLINE. ALMERIA-NADOR
Santana Trophy is back for another year. On the fifth edition, the great adventure continues to evolve, growing and searching for itself like a great explorer. Santana Trophy 2019 counts 47 participant cars and over 100 people that are prepared to get on their old but cared for machines to drive over 3000 km on Moroccan soil.
They have come from Argentina, Switzerland, Belgium, The Netherlands, United Kingdom, Italy and Spain, and with them more than 20 staff members, which this year include a medical assistance vehicle. The 120 motor lovers can at last stop counting the days to the great adventure.
For the first time since its beginning, the departure won’t take place in the old Land Rover Santana factory in Linares. The organization would love to thank the authorities, the people responsible for the factory and everyone at Linares for the warm welcome they’ve always received.
It all begins in the port of Almeria, bright and early. Everything was prepared for a morning to traveling to Nador, but a strong wind picks up with other plans for the expedition, anxious to roll over African soil. Once again, nature imposes itself over Santana Trophy. The Port of Nador is closed until late at night and forces everyone to remain in Almeria until late afternoon, so participants and organization arm themselves with patience while they wait for the ok to board.
As if it were one of the camps already know to those who’ve come before, each team chooses to bide their time with a different task. While some put out their tables and chairs to enjoy some lunch, others use the time in preparing their cars even further, and still others have to make lastminute reparations. Some wander into the city of Almeria to experience its food and ambiance.
Between walks among the knot of Land Rover Santana and Series, some real ‘jewels’ can be admired, imponent in their age and the beauty of their lines. Small details inside and out speak for the effort and dedication put into them by their owners. Cars in every color, hi-lifts and shovels placed in the most aesthetic way, or interiors that belong in a museum make it clear that, more than a hobby, this is a passion for all of them.
At last everyone can board the ship, passport on hand, to face the long queues for the administrative process. Meahwhile, the cars wait in the deep, rocked by the sea and the wind, true protagonists in the unfinished Stage 0.