ETAPA 4.- KemKem – Mhamid – Iriki

Texto: Jesús Mesa
Fotos: Jota Alemán
Traducción. Elvira Avilés
(English version below)
A pesar del cansancio acumulado, los equipos amanecían en el Kem Kem ansiosos por comenzar la etapa más intensa de Santana Trophy 2018. Casi 250 kilómetros de pistas serían la prueba de fuego tanto para la resistencia y la destreza de los aventureros, como para las mecánicas de sus vehículos.



Bajo un cielo despejado comenzaban a rodar los coches hacia “Volcano”, un imponente cráter ya conocido por los equipos más veteranos. La consigna era hacer los primeros 150 kilómetros del tirón, un recorrido que perfila la frontera con Argelia. No había tiempo que perder, era el momento de exprimir todo aquello que las fieras metálicas pudieran dar.

La culminación del puerto de montaña del antiguo volcán es una de las estampas que se quedan grabadas para siempre en la memoria. Una buena trialera para de repente contemplar el enorme cráter, referencia a los tiempos en que todo este territorio apenas estaba emergiendo. Y es que recorrer tantos kilómetros descubriendo interminables valles, moles de piedra esculpidos por el paso de los elementos o asentamientos humanos que recuerdan a los primeros exploradores abriéndose paso por el planeta, nos pone en un lugar más humilde en el mundo.



Después de la admiración tocaba seguir rodando hacia Tagounite, un pequeño pueblo de casas de adobe incrustado en un exuberante palmeral donde el cauce del río da vida en medio del desierto. Los Santanas y Series repostaban y reparaban sus achaques tras la dura primera parte del día. Pero aún quedaba el verdadero reto.

Desde Mhamid, los bólidos se adentraban en terreno inédito en Santana Trophy hasta la fecha. Se trata de un recorrido junto al Río Draa, al Sur del Erg Chegaga, en una ruta poco o nada transitada actualmente pero que fue escenario de algunas ediciones del Dakar africano. A este tipo de pistas lo llaman fes fes, es como rodar sobre polvos de talco entre acacias y pequeñas dunas donde las palas, las planchas y las eslingas se hicieron presentes. Todo bajo un sol aplacador que conforme pasaba la tarde se fue disipando tras las nubes de polvo que el fuerte viento traía desde el Norte añadiendo más dificultad a la misión.



La navegación al poder. Los equipos avanzaban, duna a duna, los ochenta kilómetros que les separaban del campamento en el Parque Nacional de Iriki, un lago seco con unaextensión de 123.000 hectáreas cuya superficie lisa permite poner las marchas más largas y probar la velocidad de los esforzados autos locos. Pero eso será mañana en la salida coral y la prueba de orientación.

Hoy toca felicitarse por todo lo que se ha logrado. Por el esfuerzo físico realizado por los infatigables aventureros y porque la pasta de la que los Santanas y Series están hechos provoca la completa admiración hacia sus ingenieros y mecánicos. Aquellos que hace ya unos setenta años se propusieron fabricar verdaderas máquinas que nos hacen capaces de explorar estos increíbles territorios.


STAGE 4.- KEM KEM - MHAMID - IRIKIText: Jesús Mesa
Photos: Jota Alemán
Translation: Elvira Avilés

Despite the tiredness accumulated over the last few days, the teams woke up in Kem Kem anxious to begin the most intense stage of the 2018 edition of Santana Trophy. Almost 250 kilometers of dirt tracks were the acid test both for the resistance and skills of the drivers and for their vehicle’s mechanics.

Under a clear sky, the cars started rolling towards ‘Volcano’, an imposing crater which the most veteran teams are familiar with, having visited in previous editions. The instructions were to drive the first 150 kilometers without stopping, outlining the border with Algeria. There was no time to lose, it was the perfect moment to squeeze everything the mechanical beasts had to give.

The culmination of the mountain port that leads to the old volcano is one of those scenes that remain engraved in your memory forever. An immense crater emerges after an extremely rocky trail, taking the viewer back to the times when this territory was just beginning to form. Driving for days on end, kilometer after kilometer through endless valleys, passing enormous masses of rock sculpted by the elements or human settlements that bring back images of the first explorers, is enough to put everyone in a more humble position in relation to the rest of the world.

The teams kept on rolling towards Tagounite, a small cluster of adobe houses in the middle of a lush palm grove, where the passing river makes life flourish in the middle of the desert. The Santanas and Series rested and repaired the ailments of the first part of the day, but the real challenge was yet to come.

Leaving Mhamid behind, the vehicles drove deeper into unprecedented territory for Santana Trophy: A route along the Draa river, South of Erg Chegaga, a track which almost no one takes today, and with little to no transit, but which was used in some editions of the African Dakar. These types of tracks are called fes fes, where it seems the cars are rolling on fine talcum powder, blowing up clouds of dust among the acacias and the small dunes. Shovels, sheets and slings came out in the scorching sun that dissipated as the afternoon progressed, hidden behind the dust brought by a Northern wind that only made everything harder.

Navigation was the key. The teams moved forward dune by dune, slowly covering the 80 kilometers that separated them from camp, set in Iriki National Park, a dry lake spanning 123.000 hectares and with a smooth surface that allows higher gears and offers a chance to really try out the speed of these wacky cars. But the day for that is tomorrow, during the group start for the orientation test.

All that is left for today is to congratulate each other for what’s been accomplished: For the physical effort of the untiring adventurers, and because the Santana and Series keep on demonstrating that they are made of harder stuff, and still provoke admiration among the engineers and mechanics that, over 70 years ago, decided to build real machines that make it possible to explore these incredible places.