Por Jesús Mesa
Iker y Unai han sido todo un descubrimiento. Desde el primer día, con su 88 Serie III montado por ellos mismos pieza a pieza y sus uniformes hechos para la ocasión, estos amigos de Bilbao han dejado una huella especial entre participantes y organización. Buen humor, destreza para conducir y una actitud de diez en todas las situaciones.
Decía Iker al principio de una de las etapas que Santana Trophy estaba siendo una combinación perfecta entre dificultad y diversión. Ver a los participantes disfrutando así es la mejor recompensa a los más de 3000 kilómetros que nos hemos echado a la espalda en una semana.
Fotos: Jota Alemán
Iker y Unai han sido todo un descubrimiento. Desde el primer día, con su 88 Serie III montado por ellos mismos pieza a pieza y sus uniformes hechos para la ocasión, estos amigos de Bilbao han dejado una huella especial entre participantes y organización. Buen humor, destreza para conducir y una actitud de diez en todas las situaciones.
Decía Iker al principio de una de las etapas que Santana Trophy estaba siendo una combinación perfecta entre dificultad y diversión. Ver a los participantes disfrutando así es la mejor recompensa a los más de 3000 kilómetros que nos hemos echado a la espalda en una semana.