Enrique Dauner: Africa en Land Rover Santana (2/2)

En esta segunda y última parte de la entrevista centramos nuestras preguntas en detalles del viaje de Enrique y el Land Rover Santana que lo acompañó. Aquí se revela el auténtico espíritu de los aventureros como Enrique Dauner que sin grandes medios, sin la última tecnología pero con soluciones prácticas y una determinación y voluntad de hierro son capaces de realizar cualquier reto que se proponen.


¿Que preparación especial tuviste que realizar en el Land Rover Santana? 
En realidad no le hice ninguna preparación especial. Llevaba una tienda de techo Air-Camping, una baca, defensa delantera y nada más. No quise que me montasen depósitos auxiliares porque me daba miedo que pudiesen romperse al golpear con una piedra o algo similar, por lo que opté por colocar dentro del coche un vulgar bidón de 200 litros y 4 jerricans de 20 litros. Así tenía autonomía más que suficiente y podría deshacerme de ellos al llegar a zonas en las que ya no fuesen necesarios. El bidón de 200 l se quedó en Uganda. Llevaba ballestas de recambio, amortiguadores, bomba de inyección, inyectores y muchos más recambios que se quedaron en Zimbabwe.

(También sabemos por el propio Dauner que elegió para la aventura unos neumáticos de carretera con mucho flanco para poder desinflar en las zonas arenosas, sin duda una elección práctica pero poco habitual)


¿Que averías tuviste durante la travesía? ¿Cuál fue la más problemática?
Durante la travesía no tuvimos prácticamente ningún percance. Cambié un amortiguador por precaución, se rompió una bisagra del capó en Kenya (la soldamos ese mismo día), cambiamos el cable del cuentaquilómetros en Camerún, pinché una rueda en Nigeria (¡¡sólo un pinchazo en toda Africa!!) y perforé el depósito de gasoil al reventar las tablas de un puente en Congo. Esta reparación, si bien sencilla, fue las más laboriosa. Tuve que desmontar los asientos y el suelo delantero para sacar el depósito, enderezarlo con una eslinga y un cabrestante sujetados a los árboles, y luego soldar las fisuras.

En aquél pueblo tenían un equipo de soldadura eléctrica, pero no había electricidad porque el generador estaba estropeado. Tuvimos que ayudar a la gente a reparar el "pequeño" generador Caterpillar de 12 cilindros y ponerle 3 litros de nuestro gasoil para que funcionase. Se los zampó en pocos minutos, pero fue suficiente para que un "manitas" local me soldase el depósito. Todavía lo llevo puesto. En 24 horas estuvo todo solucionado.


¿Cuales crees que son los puntos débiles del Land Rover Santana en una expedición como la que hiciste? 
El único punto débil del Santana es la velocidad, pero a la vez es también su punto fuerte. Me explicaré: en Africa he visto a gente circulando por pistas a toda velocidad y que ha entrado a 150km/h en un "bache" de 20m x 5m x 3m con un flamante Range Rover cuyas piezas han quedado magníficamente esparcidas en 100m a la redonda. Con el Santana vas a una velocidad mucho más modesta y siempre tienes tiempo para rectificar.

¿Qué opinión te merece una prueba como Santana Trophy? 
El Santana Trophy me parece una estupenda ocasión para reunir a los aficionados a estos coches y disfrutar de ellos en su "ecosistema natural".

¿Qué aconsejarías a los participantes de Santana Trophy?
Yo aconsejaría dejar el espíritu de competición bien guardado en casa, conocer a fondo el vehículo y conducir de forma tranquila y "conservativa". Tampoco es bueno sobrevalorar las aptitudes y la experiencia de cada uno.

Agradecemos de nuevo a Enrique que nos haya brindado su tiempo para recordar aquella magnífica aventura y le deseamos una pronta recuperación de su codo.