Texto: Ayoze Álvarez
Traducción.: Elvira Avilés
Fotos: Jota Alemán (ver fotos)
(english version below)
Riders on the storm… A través del parabrisas del Man 4x4 que carga con la logística de la organización el Land Rover Serie II del Team #52 posa descapotado, con una lona verde militar cubriendo su caja trasera y con sus dos ocupantes impolutos y aguardando pacientemente la hora de emprender la última ruta y sin saber qué les deparará la jornada.
El último campamento juega sus artimañas: a la vez que sabes que no volverás, la inercia te obliga a creer que esta noche volverás a la jaima. Creyendo en el futuro te olvidas del pasado. Sangre de nómada. Junto al camión, equipos y organización se despiden de los mecánicos. Abrazos e inshallahs. Es curioso como dos culturas tan distintas se entienden fácilmente apretando tuercas de Land Rover.
La salida de la última etapa promete el mediterráneo a la llegada pero eso no quiere decir que el trayecto no haya que pelearlo. Los equipos salen zumbando.
Como en casi todas las etapas pasadas, la concentración de los equipos escoceses #50 y #51 se coloca en cabeza, solo superada por la disciplina del Defender 110 del dorsal #40 al que también le gusta navegar en mares inexplorados.
Pistas rápidas al principio y los Santanas levantan una nube de tierra casi sólida a su paso, en el corazón de la calima. Hasta el último instante toca ir con los ojos clavados en el roadbook. Pura navegación adrenalínica que hace que los equipos en cabeza y los inmediatamente perseguidores se pierdan una y otra vez al no encontrar la entrada de la siguiente pista. Las rodadas, enhebrándose unas con otras, despistan al siguiente y al posterior. Durante un rato la clasificación general pende de un hilo, todos los protagonistas involucrados están perdidos. El Defender 110 del equipo francés #45 se despega como si la historia no fuera con él.
Los equipos aprietan en dirección al Chott Tigri que aunque lo suficientemente cercano al verano para estar seco, sigue manteniendo una humedad que invita a no salir de la pista. A la salida del chott, dunas pequeñas de las que te invitan a juguetear pero que no dejan de ser lo suficientemente peligrosas como para volcar si topas contra arena dura. El Land Rover Santana 109 del equipo #37, conformado por padre e hijo, vuelcan accidentalmente. A su rescate el Ligero del dorsal #38 que logra ponerlo derecho. Parece que sólo ha perdido algún fusible y que el chasis se ha doblado un poco, pero nada los detiene, siguen en camino. Al #71 todavía le da tiempo de parar a ayudar a otro participante al que se le ha bloqueado la rueda.
A las 19:00 se cierra el control de llegada y algunos equipos pierden la etapa por pocos minutos. Hay que hacer rápido los recuentos de la clasificación porque en media hora se entregan los premios.
En el Salón Marroquí del hotel y con una apertura con músicos con instrumentos locales que llenan el salón con cantos y ritmos imposibles de ignorar, los patrocinadores entregan los premios a los participantes. Todos los equipos reciben su medalla por haber acabado el rally.
La categoría reina, la de navegación, este año tiene doble premio: por un lado compiten Santanas y Series, por otro lado, Aníbal y Defender. En la primera categoría, el equipo #52, compuesto por Nick Fourleton y Hannah Matuska, en un Land Rover Series II. Se hace con el galardón (una preciosa maqueta de un Santana y un kit de powerbanks entregado por Alberto y Romain, de Alro Solar). En la de Defender, el 110 del equipo #40 compuesta por Jacob de Jonge y su hijo Lars de Jonge. Para ambos la clave ha sido la convicción en las decisiones del copiloto en la navegación.
La Casa del Habano de Hamburgo, de Christoph y Zaneta Wolters, patrocinadores míticos del raid, otorgan su galardón “Me fumo un puro” al dorsal #51, el Land Rover Defender 90 de de David Storm y Duncan Welsh,. Un viaje a Hamburgo para degustar de los puros cubanos como premio a sufrir mil y una penurias y aun así continuar en carrera.
Alejandro Aguilera y Ana Pérez, de Green & Gold, con su exquisito gusto por la restauración de Land Rover, traen una codiciada maqueta de Lego de un Defender para el equipo con una mejor restauración de su vehículo. El Santana 2000 de #60 los hermanos Tagua, Aurelio y Alfonso, una máquina preciosa, se lleva el trofeo.
Los equipos, por fin limpios y perfumados, se entrelazan en conversaciones, brindis y planes de futuro mientras la noche del mediterráneo se prepara para el reflejo de la luna sobre la playas de Saidia. Not all Those who wander are lost.
ETAPA 6 BOUARFA - CHOTT TIGRI SAIDIA
Text: Ayoze Álvarez
Translation.: Elvira Avilés
Photo: Jota Alemán
Riders on the storm... Through the windshield of the 4x4 man carrying the organization's logistics, the Land Rover Series II of Team #52 poses without its top, with a military green tarp covering its rear bed and its two occupants immaculate and patiently awaiting the time to embark on the final route, unaware of what the day will bring. Today, it seems that time weighs less heavily, that waking up early costs less, and that the tight hour and a half from the time when the bivouac generator starts until all teams must depart stretches a little longer. There's time to enjoy a quiet coffee, share some experiences, and propose future plans. Everyone who has made it this far is already a veteran.
The last camp plays its tricks: while you know you won't return, inertia makes you believe that tonight you'll return to the tent. Believing in the future makes you forget the past. Nomad blood. Next to the truck, teams and organization bid farewell to the mechanics. Hugs and inshallahs. It's curious how two such different cultures easily understand each other by tightening Land Rover nuts.
The start of the final stage promises the Mediterranean upon arrival, but that doesn't mean the journey won't be fought. The teams speed off. As in almost all past stages, the concentration of Scottish teams #50 and #51 takes the lead, only surpassed by the discipline of the Defender 110 with dorsal #40, which also enjoys navigating uncharted seas.
Fast tracks at the beginning, and the Santanas raise a nearly solid cloud of dust in their wake, in the heart of the haze. Until the last moment, you have to keep your eyes fixed on the roadbook. Pure adrenaline navigation that causes the leading teams and the immediate pursuers to lose their way again and again by not finding the entrance to the next track. The tire tracks, intertwining with each other, confuse the following and the subsequent ones. For a while, the overall classification hangs by a thread, all the involved protagonists are lost. The French team's Defender 110 with dorsal #45 pulls away as if history has nothing to do with it.
The teams press on towards Chott Tigri, which although close enough to summer to be dry, still maintains a moisture that invites you not to leave the track. At the exit of the chott, small dunes that invite you to play but are still dangerous enough to overturn if you hit hard sand. The Land Rover Santana 109 of team #37, consisting of father and son, accidentally overturns. Coming to their rescue is the Ligero with dorsal #38, which manages to set it upright. It seems that they have only lost a few fuses and that the chassis has bent a bit, but nothing stops them, they continue on their way. #71 still has time to stop and help another participant whose wheel has seized up.
Emotions run high, and like an oasis in the desert, the road to Tendrara appears soon. North, towards the Mediterranean. In pursuit of the Moroccan Blue Pearl bathing in warm waters. By mid-afternoon, the dusty teams, with scratches, dented panels, and bruises from the desert, arrive loudly amidst squeaks at the coastal serenity of the Belive Hotel.
At 7:00 PM, the arrival checkpoint closes, and some teams lose the stage by just a few minutes. The classification counts must be done quickly because awards will be given in half an hour.
In the Moroccan Salon of the hotel, with an opening featuring musicians with local instruments filling the room with songs and rhythms impossible to ignore, sponsors award prizes to the participants. All teams receive their medal for finishing the rally.
The premier category, navigation, has a double prize this year: on one hand, Santanas and Series compete, on the other hand, Aníbal and Defender. In the first category, team #52, composed of Nick Fourleton and Hannah Matuska, in a Land Rover Series II, takes the award (a beautiful model of a Santana and a kit of power banks given by Alberto and Romain, from AlroSolar). In the Defender category, the 110 of team #40 composed of Jacob de Jonge and his son Lars de Jonge. For both, the key has been the navigator's conviction in decision-making.
The Casa del Habano of Hamburg, from Christoph and Zaneta Wolters, mythical sponsors of the raid, awards their "I smoke a cigar" award to dorsal #51, the Land Rover Defender 90 of David Storm and Duncan Welsh. A trip to Hamburg to enjoy Cuban cigars as a reward for enduring a thousand and one hardships and still continuing in the race.
Alejandro Aguilera and Ana Pérez, from Green & Gold, with their exquisite taste for Land Rover restoration, bring a coveted Lego model of a Defender to the team with the best restoration of their vehicle. The Santana 2000 of #60, the Tagua brothers, Aurelio and Alfonso, a beautiful machine, takes home the trophy.
The teams, finally clean and perfumed, intertwine in conversations, toasts, and future plans while the Mediterranean night prepares for the reflection of the moon on the beaches of Saidia. Not all Those who wander are lost.
Traducción.: Elvira Avilés
Fotos: Jota Alemán (ver fotos)
(english version below)
Riders on the storm… A través del parabrisas del Man 4x4 que carga con la logística de la organización el Land Rover Serie II del Team #52 posa descapotado, con una lona verde militar cubriendo su caja trasera y con sus dos ocupantes impolutos y aguardando pacientemente la hora de emprender la última ruta y sin saber qué les deparará la jornada.
Hoy parece que el reloj no pesa tanto, que madrugar cuesta menos y que la apretada hora y media desde que arranca el generador del bivouac hasta que todos los equipos deben salir se alarga un poco más. Da tiempo a beberse un café tranquilo, de compartir alguna experiencia, de proponer planes futuros. Todos los que han llegado hasta aquí ya son veteranos.
El último campamento juega sus artimañas: a la vez que sabes que no volverás, la inercia te obliga a creer que esta noche volverás a la jaima. Creyendo en el futuro te olvidas del pasado. Sangre de nómada. Junto al camión, equipos y organización se despiden de los mecánicos. Abrazos e inshallahs. Es curioso como dos culturas tan distintas se entienden fácilmente apretando tuercas de Land Rover.
La salida de la última etapa promete el mediterráneo a la llegada pero eso no quiere decir que el trayecto no haya que pelearlo. Los equipos salen zumbando.
Como en casi todas las etapas pasadas, la concentración de los equipos escoceses #50 y #51 se coloca en cabeza, solo superada por la disciplina del Defender 110 del dorsal #40 al que también le gusta navegar en mares inexplorados.
Pistas rápidas al principio y los Santanas levantan una nube de tierra casi sólida a su paso, en el corazón de la calima. Hasta el último instante toca ir con los ojos clavados en el roadbook. Pura navegación adrenalínica que hace que los equipos en cabeza y los inmediatamente perseguidores se pierdan una y otra vez al no encontrar la entrada de la siguiente pista. Las rodadas, enhebrándose unas con otras, despistan al siguiente y al posterior. Durante un rato la clasificación general pende de un hilo, todos los protagonistas involucrados están perdidos. El Defender 110 del equipo francés #45 se despega como si la historia no fuera con él.
Los equipos aprietan en dirección al Chott Tigri que aunque lo suficientemente cercano al verano para estar seco, sigue manteniendo una humedad que invita a no salir de la pista. A la salida del chott, dunas pequeñas de las que te invitan a juguetear pero que no dejan de ser lo suficientemente peligrosas como para volcar si topas contra arena dura. El Land Rover Santana 109 del equipo #37, conformado por padre e hijo, vuelcan accidentalmente. A su rescate el Ligero del dorsal #38 que logra ponerlo derecho. Parece que sólo ha perdido algún fusible y que el chasis se ha doblado un poco, pero nada los detiene, siguen en camino. Al #71 todavía le da tiempo de parar a ayudar a otro participante al que se le ha bloqueado la rueda.
Las emociones son fuertes y como un oasis en el desierto la carretera hacia Tendrara aparece pronto. Norte, hacia el Mediterráneo. A la caza de la Perla Azul marroquí que se baña en aguas templadas. A media tarde los equipos polvorientos, con arañazos, chapas hundidas y magulladuras del desierto llegan estruendosamente entre chirridos a la placidez costera del Hotel Belive.
A las 19:00 se cierra el control de llegada y algunos equipos pierden la etapa por pocos minutos. Hay que hacer rápido los recuentos de la clasificación porque en media hora se entregan los premios.
En el Salón Marroquí del hotel y con una apertura con músicos con instrumentos locales que llenan el salón con cantos y ritmos imposibles de ignorar, los patrocinadores entregan los premios a los participantes. Todos los equipos reciben su medalla por haber acabado el rally.
La categoría reina, la de navegación, este año tiene doble premio: por un lado compiten Santanas y Series, por otro lado, Aníbal y Defender. En la primera categoría, el equipo #52, compuesto por Nick Fourleton y Hannah Matuska, en un Land Rover Series II. Se hace con el galardón (una preciosa maqueta de un Santana y un kit de powerbanks entregado por Alberto y Romain, de Alro Solar). En la de Defender, el 110 del equipo #40 compuesta por Jacob de Jonge y su hijo Lars de Jonge. Para ambos la clave ha sido la convicción en las decisiones del copiloto en la navegación.
La Casa del Habano de Hamburgo, de Christoph y Zaneta Wolters, patrocinadores míticos del raid, otorgan su galardón “Me fumo un puro” al dorsal #51, el Land Rover Defender 90 de de David Storm y Duncan Welsh,. Un viaje a Hamburgo para degustar de los puros cubanos como premio a sufrir mil y una penurias y aun así continuar en carrera.
Alejandro Aguilera y Ana Pérez, de Green & Gold, con su exquisito gusto por la restauración de Land Rover, traen una codiciada maqueta de Lego de un Defender para el equipo con una mejor restauración de su vehículo. El Santana 2000 de #60 los hermanos Tagua, Aurelio y Alfonso, una máquina preciosa, se lleva el trofeo.
Los equipos, por fin limpios y perfumados, se entrelazan en conversaciones, brindis y planes de futuro mientras la noche del mediterráneo se prepara para el reflejo de la luna sobre la playas de Saidia. Not all Those who wander are lost.
ETAPA 6 BOUARFA - CHOTT TIGRI SAIDIA
Text: Ayoze Álvarez
Translation.: Elvira Avilés
Photo: Jota Alemán
Riders on the storm... Through the windshield of the 4x4 man carrying the organization's logistics, the Land Rover Series II of Team #52 poses without its top, with a military green tarp covering its rear bed and its two occupants immaculate and patiently awaiting the time to embark on the final route, unaware of what the day will bring. Today, it seems that time weighs less heavily, that waking up early costs less, and that the tight hour and a half from the time when the bivouac generator starts until all teams must depart stretches a little longer. There's time to enjoy a quiet coffee, share some experiences, and propose future plans. Everyone who has made it this far is already a veteran.
The last camp plays its tricks: while you know you won't return, inertia makes you believe that tonight you'll return to the tent. Believing in the future makes you forget the past. Nomad blood. Next to the truck, teams and organization bid farewell to the mechanics. Hugs and inshallahs. It's curious how two such different cultures easily understand each other by tightening Land Rover nuts.
The start of the final stage promises the Mediterranean upon arrival, but that doesn't mean the journey won't be fought. The teams speed off. As in almost all past stages, the concentration of Scottish teams #50 and #51 takes the lead, only surpassed by the discipline of the Defender 110 with dorsal #40, which also enjoys navigating uncharted seas.
Fast tracks at the beginning, and the Santanas raise a nearly solid cloud of dust in their wake, in the heart of the haze. Until the last moment, you have to keep your eyes fixed on the roadbook. Pure adrenaline navigation that causes the leading teams and the immediate pursuers to lose their way again and again by not finding the entrance to the next track. The tire tracks, intertwining with each other, confuse the following and the subsequent ones. For a while, the overall classification hangs by a thread, all the involved protagonists are lost. The French team's Defender 110 with dorsal #45 pulls away as if history has nothing to do with it.
The teams press on towards Chott Tigri, which although close enough to summer to be dry, still maintains a moisture that invites you not to leave the track. At the exit of the chott, small dunes that invite you to play but are still dangerous enough to overturn if you hit hard sand. The Land Rover Santana 109 of team #37, consisting of father and son, accidentally overturns. Coming to their rescue is the Ligero with dorsal #38, which manages to set it upright. It seems that they have only lost a few fuses and that the chassis has bent a bit, but nothing stops them, they continue on their way. #71 still has time to stop and help another participant whose wheel has seized up.
Emotions run high, and like an oasis in the desert, the road to Tendrara appears soon. North, towards the Mediterranean. In pursuit of the Moroccan Blue Pearl bathing in warm waters. By mid-afternoon, the dusty teams, with scratches, dented panels, and bruises from the desert, arrive loudly amidst squeaks at the coastal serenity of the Belive Hotel.
At 7:00 PM, the arrival checkpoint closes, and some teams lose the stage by just a few minutes. The classification counts must be done quickly because awards will be given in half an hour.
In the Moroccan Salon of the hotel, with an opening featuring musicians with local instruments filling the room with songs and rhythms impossible to ignore, sponsors award prizes to the participants. All teams receive their medal for finishing the rally.
The premier category, navigation, has a double prize this year: on one hand, Santanas and Series compete, on the other hand, Aníbal and Defender. In the first category, team #52, composed of Nick Fourleton and Hannah Matuska, in a Land Rover Series II, takes the award (a beautiful model of a Santana and a kit of power banks given by Alberto and Romain, from AlroSolar). In the Defender category, the 110 of team #40 composed of Jacob de Jonge and his son Lars de Jonge. For both, the key has been the navigator's conviction in decision-making.
The Casa del Habano of Hamburg, from Christoph and Zaneta Wolters, mythical sponsors of the raid, awards their "I smoke a cigar" award to dorsal #51, the Land Rover Defender 90 of David Storm and Duncan Welsh. A trip to Hamburg to enjoy Cuban cigars as a reward for enduring a thousand and one hardships and still continuing in the race.
Alejandro Aguilera and Ana Pérez, from Green & Gold, with their exquisite taste for Land Rover restoration, bring a coveted Lego model of a Defender to the team with the best restoration of their vehicle. The Santana 2000 of #60, the Tagua brothers, Aurelio and Alfonso, a beautiful machine, takes home the trophy.
The teams, finally clean and perfumed, intertwine in conversations, toasts, and future plans while the Mediterranean night prepares for the reflection of the moon on the beaches of Saidia. Not all Those who wander are lost.