ETAPA 5.- Iriki – Foum Zguid – Ouarzazate

Texto: Jesús Mesa
Fotos: Jota Alemán
Traducción: Elvira Avilés
(english version below)
Amanece el día con aires de final de aventura. Está a punto de comenzar la última etapa por pistas del Santana Trophy 2018. Hoy toca la prueba de orientación. Los equipos tendrán que ayudarse de sus brújulas para encontrar las cinco balizas qué hay repartidas por la superficie de Iriki.



Antes, salida coral de todos los equipos. Dos filas de Santanas y Series que han llegado por su propio pie a estas latitudes volaban a toda velocidad levantando polvo y demostrando con orgullo su personalidad. Un museo en movimiento de la historia viva del 4x4 y un homenaje a la marca, Santana, que ha dotado a sus dueños de una herramienta indestructible.

Ya en la prueba de las balizas ha sido un espectáculo único ver las monturas en estampida buscando llegar en tiempo para no penalizar en la clasificación. Entre el caos, los equipos más duchos con la brújula han encontrado sus pinzas sin grandes problemas mientras que otros se daban por vencidos y buscaban sellar su libro de ruta para comenzar la etapa rumbo a Ouarzazate.



La salida del lago Iriki supone un cambio gradual del polvo suave y liso a las pistas de piedra que convierten las cabinas de los todoterreno en verdaderas cocteleras. Se van acercando las montañas y poco después los intrépidos aventureros pisaban Foum Zguid en su primer contacto con la ‘civilización’ después de varios días.

Un enlace por carretera daba a los equipos un poco de sosiego en sus espartanas cafeteras. El asfalto era muy bienvenido, pero todavía quedaba atravesar el Antiatlas por unas pistas más pedregosas todavía que las anteriores. El paisaje era un espectáculo de oscuras montañas salpicadas por pequeñas huertas y palmerales cuyo verdor resplandecía en contraste con la tierra.



Al fondo asomaba el Atlas con sus picos nevados, imponentes como la crudeza de los paisajes más al Sur que ya quedaron atrás. Al terminar las pistas y divisar la carretera que conduce al ansiado hotel, algunos equipos salían de sus coches a abrazarse y celebrar con el resto que la aventura estaba superada. Al menos la parte más salvaje.

A descansar, a disfrutar de la animada ciudad de Ouarzazate y a deleitarse de la gran vega del Río Tabounte que lo atraviesa. La Gran Aventura ha tomado su verdadero significado en las mentes de estos héroes.


STAGE 5.- IRIKI - FOUM ZGUID - OUARZAZATE
Words: Jesús Mesa
Photos: Jota Alemán
Translation: Elvira Avilés

The air is tingling with the end of the adventure as dawn breaks over the camp. The last stage on dirt tracks of Santana Trophy 2018 is about to begin; it’s time for the orientation test. The teams will have to make good use of their compasses to find the five markers spread out through Iriki.

Before this, the teams line up for the group start. Two lines of Santana and Series that have reached this point by their own means, almost flying over the smooth surface as clouds of dust surround them, showing their true colors. A moving museum of 4x4 history and an homage to the brand, Santana, that gave their owners an unyielding weapon.

The orientation test paints an incredible sight as the beasts stampede around, trying to find the markers in the required time for qualifying. Between this chaos, those with the best compass skills find the beacons with no problems, while others surrender after a few tries with no result and decide to just get their books stamped in order to continue to Ouarzazate.

Exiting Iriki, the terrain gradually changes from light, smooth dust to hard, rocky tracks that turn the cars into a cocktail shaker. As the mountains get nearer, the participants get closer and closer to civilization, finally arriving in Foum Zguid, the first real village they’ve visited in a few days.

A road link to the next part of the stage gave the teams some respite inside their old wagons, and they welcomed the asphalt before venturing into the Antiatlas through even rockier paths than before. The scenery presented dark mountains spattered with green orchards and palm groves, their greenness contrasting with the dirt around them.

The Atlas peeked from behind with its snowy tops, grand in it’s own way, like the rawness of the Southern landscapes left behind. At the end of the tracks, where the road that would lead them to the hotel was visible, some teams left their cars to embrace and celebrate that they completed the adventure. At least, its most savage part.

Now it’s time to rest, to enjoy the lively Ouarzazate and delight in the sight of the Tabounte river that crosses the city. The Great Adventure has taken a true meaning in the minds of these heroes.