Recuerdos 2017: #LaGranAventura de Pipo y Philippe -Dorsal #32- (En la Etapa Uno, entre Tánger y Meknes).

Por Jesús Mesa

En el trayecto que cubre Tánger y Kenitra, el Santana dorsal #32, con Pipo y Philippe en su cabina, ha sufrido una importante pérdida de aceite. En un principio parecía una avería importante que podría retrasar su marcha antes de siquiera salir del asfalto marroquí. Afortunadamente el flujo de aceite se ha ido reduciendo hasta quedar en unas simples gotas a lo largo del camino, por lo que han podido continuar la marcha con normalidad. Mejor para ellos, porque les esperaban un par de horas apasionantes en el bosque de Mamoura, rodeados de alcornoques, pinos, eucaliptos y palmitos que crecen a placer en un terreno de rojiza tierra arcillosa salpicada por innumerables charcos.


En busca del primer punto de baliza no lo han tenido fácil, pero su tesón les ha permitido finalmente dar con un camino entre decenas, precisamente el que llevaba a la deseada baliza.

Después del reto ha llegado la recompensa. Una navegación ya más sencilla les ha permitido gozar de largas rectas llenas de badenes repletos de barro y agua. Sólo ellos saben lo que han disfrutado, pero a juzgar por el entusiasmo que han mostrado a la salida de pista, lo han pasado en grande. "Hemos perdido mucho tiempo con el incidente del aceite, pero luego hemos volado por las pistas. El coche se ha portado de forma espectacular mientras nos hemos acostumbrado a navegar con el el roadbook", comentaba Philippe al final de la jornada.



No es pequeño el mérito de esta pareja, primeriza en el mundo de los raids. Han mostrado buen dominio tanto del coche como del roadbook, aunque no han podido llegar a tiempo al punto de hora en la salida de pista, lo que los ha penalizado. Según Pipo, "el incidente con el aceite ha retrasado mucho la entrada en pista y no ha habido mucho tiempo para cubrir el recorrido". Pero el mismo Pipo ha destacado lo que para el equipo ha sido el punto fuerte del día: "Lo hemos pasado genial. Hemos vivido sensaciones increíbles conduciendo por las pistas del bosque, pasando charcos y trazando curvas sobre el terreno resbaladizo."

Para ser el primer día, Filipe y Pipo han aprovechado bien el tiempo. Han tenido un percance mecánico que no ha ido a mayores, se han peleado con la orientación saliendo airosos y han tenido un muy buen acercamiento a las características de su Santana.

Para acabar, unas palabras de Pipo nos han llenado de orgullo por el trabajo que realizamos en busca de una aventura diferente: "A la organización tenemos que darle un 10." Y esto es solo el principio.