Por Jesús Mesa
No sólo son anchas algunas planicies por las que pasamos. Son imposibles de abarcar. Lo que parece cerca se hace eterno de alcanzar, y lo que parece llano esconde centenares de ondulaciones que recuerdan a las olas de un océano en calma.
También imposibles de abarcar con la imaginación son algunas etapas del Santana Trophy. Nadie se imagina lo que le espera antes de emprender la ruta, en qué van a consistir casi 200 kilómetros de pistas.
Un capítulo especial merece la Etapa #4, que iba desde las dunas de Merzouga al gran cráter de Tagounite, también llamado Volcano, donde haríamos noche en campamento.
Todo comenzó en Rissani, último pueblo antes de adentrarnos en terreno desconocido y nada asfaltado, comprando fruta y, algunos de nosotros, dando con el paradero de un horno de donde iban saliendo apetitosos panes que no pudimos resistir probar. Eran importantes estas compras, así como la recarga de combustible para poder aguantar con autonomía las dos etapas que encarábamos sin pasar por ninguna población con servicios.
A partir de Rissani podemos dividir la etapa en unos cuantos capítulos de aventuras:
Rissani - Pasó del Marech
Esta gran llanura de pistas planas y rápidas con algunos pasos de arena presentaba una prueba de orientación muy retadora. 20 kilómetros con la única indicación de seguir un rumbo de 230º en busca de un pozo donde se encontraba una baliza que los equipos debían marcar en su carta de ruta.
A vista de pájaro, conforme se acercaban al objetivo, unos más y otros menos, sin lograr atinar en el sitio exacto, aquello parecía una estampida de Santanas. Todos dando eses gigantes en busca del ansiado pozo donde esperaban unos cuantos burros y dromedarios deseosos de que algún ser humano sacara agua y echara un poco en el abrevadero.
Poco a poco y desde todas las direcciones fueron apareciendo participantes con cara de alivio. Algunos demostraron haber depurado sus técnicas de orientación, ya que no dudaron en pedir indicaciones al pozo a algún lugareño que encontraron en su recorrido.
Paso del Marech - Kem Kem
Después de encontrar el pozo, la orientación se basaba en conducir hacia una gran falla en forma de uve a unos 14 kilómetros al sureste. Se trata del paso del Marech, un oasis encajado en un desfiladero perfecto para comer y tomar un té. Pero había mucha ruta por delante y poco tiempo que perder, así que la parada fue breve.
Kilómetros y kilómetros de pistas lisas fueron pasando los Santanas hasta llegar al albergue Dinasaur Kem Kem, un clásico del mundo del 4x4 y las Enduro en Marruecos. Todavía quedaba buena parte de la ruta por cubrir.
Kem Kem - Tagounite
A las 17:30 y con 85 kilómetros por delante para llegar a destino comenzaban más aventuras. A pesar de que la indicación era avanzar hacia los 230º, todos los Santanas, sin excepción, tomaron un rumbo más abierto y acabaron en un poblado que no coincidía con el roadbook.
Para poner remedio al desvío de rumbo, un grupo de coches optó por volver al Waypoint de seguridad anterior para retomar la ruta desde un lugar seguro. Otros coches optaron por dirigirse al siguiente Waypoint de seguridad, lo que les obligó a cruzar por lugares donde no había rodadas. Sólo ellos saben lo despacio que tuvieron que ir y la cantidad de horas que recorrieron fuera de pistas.
El sol iba cayendo y ya se colaba por las ventanas anunciando que pronto llegaría el atardecer y después la noche.
Debido a que los coches tomaron distintas rutas y a que algunos fueron muy alejados del track, el coche escoba no pudo localizar a parte del grupo durante horas. No fue sino a partir de las 10 de la noche que llegó la información de que ya estaba toda la flota en el campamento.
Sólo faltaba el coche escoba por unirse al ambiente de emoción y fiesta y a descargar el cargamento de leña que traía en la baca. Porque una noche en Volcano sin una buena hoguera no es lo mismo.
No sólo son anchas algunas planicies por las que pasamos. Son imposibles de abarcar. Lo que parece cerca se hace eterno de alcanzar, y lo que parece llano esconde centenares de ondulaciones que recuerdan a las olas de un océano en calma.
También imposibles de abarcar con la imaginación son algunas etapas del Santana Trophy. Nadie se imagina lo que le espera antes de emprender la ruta, en qué van a consistir casi 200 kilómetros de pistas.
Un capítulo especial merece la Etapa #4, que iba desde las dunas de Merzouga al gran cráter de Tagounite, también llamado Volcano, donde haríamos noche en campamento.
Todo comenzó en Rissani, último pueblo antes de adentrarnos en terreno desconocido y nada asfaltado, comprando fruta y, algunos de nosotros, dando con el paradero de un horno de donde iban saliendo apetitosos panes que no pudimos resistir probar. Eran importantes estas compras, así como la recarga de combustible para poder aguantar con autonomía las dos etapas que encarábamos sin pasar por ninguna población con servicios.
A partir de Rissani podemos dividir la etapa en unos cuantos capítulos de aventuras:
Rissani - Pasó del Marech
Esta gran llanura de pistas planas y rápidas con algunos pasos de arena presentaba una prueba de orientación muy retadora. 20 kilómetros con la única indicación de seguir un rumbo de 230º en busca de un pozo donde se encontraba una baliza que los equipos debían marcar en su carta de ruta.
A vista de pájaro, conforme se acercaban al objetivo, unos más y otros menos, sin lograr atinar en el sitio exacto, aquello parecía una estampida de Santanas. Todos dando eses gigantes en busca del ansiado pozo donde esperaban unos cuantos burros y dromedarios deseosos de que algún ser humano sacara agua y echara un poco en el abrevadero.
Poco a poco y desde todas las direcciones fueron apareciendo participantes con cara de alivio. Algunos demostraron haber depurado sus técnicas de orientación, ya que no dudaron en pedir indicaciones al pozo a algún lugareño que encontraron en su recorrido.
Paso del Marech - Kem Kem
Después de encontrar el pozo, la orientación se basaba en conducir hacia una gran falla en forma de uve a unos 14 kilómetros al sureste. Se trata del paso del Marech, un oasis encajado en un desfiladero perfecto para comer y tomar un té. Pero había mucha ruta por delante y poco tiempo que perder, así que la parada fue breve.
Kilómetros y kilómetros de pistas lisas fueron pasando los Santanas hasta llegar al albergue Dinasaur Kem Kem, un clásico del mundo del 4x4 y las Enduro en Marruecos. Todavía quedaba buena parte de la ruta por cubrir.
Kem Kem - Tagounite
A las 17:30 y con 85 kilómetros por delante para llegar a destino comenzaban más aventuras. A pesar de que la indicación era avanzar hacia los 230º, todos los Santanas, sin excepción, tomaron un rumbo más abierto y acabaron en un poblado que no coincidía con el roadbook.
Para poner remedio al desvío de rumbo, un grupo de coches optó por volver al Waypoint de seguridad anterior para retomar la ruta desde un lugar seguro. Otros coches optaron por dirigirse al siguiente Waypoint de seguridad, lo que les obligó a cruzar por lugares donde no había rodadas. Sólo ellos saben lo despacio que tuvieron que ir y la cantidad de horas que recorrieron fuera de pistas.
El sol iba cayendo y ya se colaba por las ventanas anunciando que pronto llegaría el atardecer y después la noche.
Debido a que los coches tomaron distintas rutas y a que algunos fueron muy alejados del track, el coche escoba no pudo localizar a parte del grupo durante horas. No fue sino a partir de las 10 de la noche que llegó la información de que ya estaba toda la flota en el campamento.
Sólo faltaba el coche escoba por unirse al ambiente de emoción y fiesta y a descargar el cargamento de leña que traía en la baca. Porque una noche en Volcano sin una buena hoguera no es lo mismo.